El "sueño de la casa propia" tiene que dejar de ser un sueño, tiene que ser una realidad, un derecho.
De la misma manera se debe garantizar una vivienda digna, que permita el desarrollo de las personas, no la sobrevivencia en medio del hacinamiento.
Así como se deben propiciar más medidas para el acceso a una vivienda digna, deben regularizarse las construcciones de esta y acabar con los guetos verticales. Las nuevas viviendas que se construyan, desde las más básicas, deben garantizar la dignidad de quienes las habiten. No por tener menos recursos tenemos que estar obligados a vivir en las peores condiciones, en lugares donde ni siquiera llega la luz solar.
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