En la actualidad el Estado no se hace cargo de la educación las personas con Necesidades Educativas Especiales (NEE), ni menos la Constitución. Lo más cercano a ello es un programa de integración escolar deficiente, que deja fuera a muchos diagnósticos y que no tiene el personal suficiente para apoyar como es debido a estas personas. Ni hablar de aquell@s que no han podido desarrollar sus capacidades para entrar al sistema escolar regular.
Las escuelas especiales en Chile son privadas, a lo mucho reciben una subvención estatal la cual no basta. Yo conozco de cerca el tema relacionado con el Trastorno del Espectro Autista (TEA), pues mi hermano pertenece a dicho espectro y desde chica he estado relacionada con el entorno:
Las pocas escuelas especializadas en TEA tienen que sobrevivir en base a los aportes de los padres/madres que tienen allí a sus hijes, junto con donaciones. Todos los años se tienen que hacer colectas públicas para poder sacar adelante las escuelas. ¿Se imagina si sus colegios tuviesen que salir a hacer colectas para no tener que cerrar?, ¿Para poder seguir pagándole a los profesores? Bueno, esa es la realidad de las escuelas especiales, no les queda otra, porque la subvención estatal es mínima.
Y ustedes se preguntarán, ¿Qué hace una familia entonces, si no tiene plata? Simple y doloroso: no puede educar a sus hijes, no puede darle la oportunidad de desarrollar sus habilidades y lograr insertarse en la sociedad.
Por un breve periodo trabajé en la escuela donde estudió mi hermano por años, ASPAUT (Asociación de Padres y Amigos de los Autistas), haciendo un remplazo de secretaria. No les voy a mentir, fue una experiencia muy dificil. Se me rompía el corazón cada vez que contestaba el teléfono. Al otro lado habían madres angustiadas porque les acababan de dar el diagnóstico y no sabían qué hacer. Para colmo, yo tenía que decirles que la lista de espera en esa escuela era aproximadamente de 70 personas ¿Se imaginan la desesperación de esas madres, que al fin encontraban una escuela que pudiese apoyar a sus hijes, y que le dijeran que no se podía inscribir porque no habían cupos?
Este es solo un ejemplo, pero existen un sinfín de diagnósticos abandonados por el sistema educativo. No podemos seguir dejando que la educación de les niñes, adolecentes y adultes con Necesidades Educativas Especiales sea una opción solo para quienes tienen la plata para pagar a los profesores/terapeutas. Y ni si quiera eso, porque las escuelas privadas (en su mayoría formadas por apoderados o familiares) no dan abasto ante una cantidad de diagnósticos que aumenta cada vez más rápido.
La nueva Constitución debe garantizar una educación gratuita, de calidad, para todas las personas, no solo para quienes puedan asistir a un establecimiento regular. Y a la vez, debe garantizar un sistema de inclusión efectivo, que permita incorporar en las escuelas regulares a las personas con NEE que tengan las habilidades necesarias para dichos establecimientos. Esto con un programa de inclusión que garantice un equipo de profesionales que puedan guiar a estos niñes y adolescentes para que aprendan al igual que el resto de sus compañeres, y así puedan ser parte de la sociedad desde temprana edad.
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