Los humanos no somos los únicos que necesitamos asistencia médica. A pesar de que la mayoría de la población ama a los animales y estos son parte de sus familias, son muy pocas las instancias de atención médica pública para ellos.
Son comunes las rifas cada vez que se enferma un animal porque los tratamientos suelen ser caros (como todo lo relacionado a la salud si fuese 100% privado) y el bolsillo no da.
Y ni pensar en controles o exámenes preventivos, estos son un lujo para aquellas personas que tienen altos ingresos. Pero cuando con suerte tienes para los gastos básicos de un hogar humano-animal, ¿De dónde vas a sacar para medicina preventiva? (Incluso en la salud humana, si no fuesen por los consultorios, buena parte de la población no accederíamos a ellos).
Aunque esto no es un problema que afecte solo a los animales domésticos, hoy en día hay muy pocas instancias estatales que se preocupen del cuidado de los animales salvajes, quedando en manos de fundaciones que tienen que sobrevivir a duras penas para poder asistir a algún paciente cuando lo requiere, y poder favorecer su reinserción en su medio natural.
Es por esto y más que necesitamos un sistema público de salud animal, que se adapte a las condiciones regionales, que abarque a los animales domesticados y salvajes, para que todos puedan ser protegidos según las necesidades de su especie.
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